Frase de la semana

Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa

jueves, 1 de noviembre de 2012

Un poco de mí...

Siempre me ha gustado el deporte, aunque no lo he practicado desde muy niña. Recuerdo desde bien pequeña que quería ser bailarina... con 10 u 11 años conseguí que mi madre me apuntara a clases de ballet clásico, me encantaba y creo que se me daba bien, de hecho creo que la profesora me hubiera llevado a la prueba del conservatorio si no hubiera sido por mi peso... por mi exceso de peso, aunque siempre fue muy cuidadosa con sus alusiones a mi peso, al fin y al cabo yo era una cría. De todas formas al cabo de un tiempo dejé lo de las clases de ballet porque la crisis llegó a mi casa y hubo que recortar gastos.

 A los 14 años (en 8º E.G.B) en el colegio pusieron la extraescolar de ballet y yo le supliqué a mi madre que me apuntara, en esta ocasión me encontré con una profesora que pasaba bastante de mí, supongo que por mi aspecto debía de pensar que yo estaba ahí por estar... sin embargo estoy segura que no había nadie que le pusiera más pasión y más interés que yo a las clases, pero así ha sido mi vida en muchos aspectos... ignorada y juzgada por mi aspecto.
A los 17 años me apunté al gimnasio -hacía pesas en sala, aerobic, step, a temporadas salía a correr con alguna compañera del gym...-  
y así hasta que a los 23 años me quedé embarazada, por aquel entonces los médicos no recomendaban prácticamente ningún ejercicio a las embarazadas salvo caminar y nadar, pero en concreto a mi médico no le convencía ni lo de nadar (por aquello de las posibles infecciones), menos mal que esto en la actualidad ha cambiado... total, que sin hacer apenas ejercicio y donuts va donuts viene, engordé casi 20 kilos. Al cabo de unos meses de haber dado a luz perdí 10 kilos y a los 9 meses de haber tenido a mi hijo decidimos tener otro y de forma inmediata volví a quedarme embarazada, y volví a engordar otros 20 kilos, más los 10 que ya arrastraba, total unos 30 kilazos... Así que en dos años pasé de ser una jovencita recién casada y deportista a ser una mamá 30 kilos más gorda, agobiada por las labores domésticas, en el paro y con dos preciosos niños pero que se me comían por los pies...
 
Cuando las circunstancias infantiles y mi economía familiar lo permitieron,  volví a apuntarme al gimnasio, habían pasado 2 ó 3 años en los que no había hecho más deporte que el perseguir a dos niños pequeños y limpiar mi casita lalalarita... 
Así que de vuelta al mundo de los gimnasios, con un montón de nuevas disciplinas: el body pump, el ciclo indoor, el body combat, el body balance y más.... pero que duro es el ejercicio estando muuuuuuuy gooooooorda.

Finalmente me centré y gané mi batalla contra los kilos, con una buena dieta, muchas ganas de volver a sentirme bien y un buen entrenamiento deportivo, pero sobre todo con muchísimo esfuerzo por mi parte, conseguí perder 25 kilos, nunca he volví a mi peso anterior a los embarazos, pero me quedé con un peso saludable para mí, y porqué no decirlo... con un buen aspecto y forma física. Mi peso estaba casi estabilizado, aunque siempre tenía subidas y bajadas de 3-4 kilos.

Y decidí que el deporte tenía que formar parte de mi vida más allá de ser una mera practicante y me apunté a los cursos de  monitora de Liftraining (equivalente al Body Pump) y de Ciclo Indoor. Y así fue, me hice monitora, creía que eso era lo que me quería, incluso durante casi un año estuve dando clases de ciclo indoor de forma continua y de Body Pump de forma más ocasional. Pero me di cuenta de que no disfrutaba dando las clases, me repetía demasiado a menudo que no estaba delgada como otras monitoras, no me sentía la más fuerte, ni siquiera la más preparada... y cada día me lo decía más y más... y de repente me encontré dando clases y sintiéndome mal, insegura... y lo pasaba muy mal antes de comenzar las clases, pero esa sensación desaparecía al poco tiempo de comenzar la clase y al final acababa sintiéndome a gusto y todo. Hasta incluso creo que hacía disfrutar a los demás, pero en mi cabeza se repetían mensajes negativos una y otra vez. 

Tenía -y tengo- demasiados prejuicios sobre mí, no sentía que transmitiera una imagen de "profesora/monitora", me parecía ser juzgada cada vez que subía a la tarima o a la bici para dar mi clase, siempre con la inseguridad de no "dar la talla"... siempre pensando que cuando entrara a clase todos pensarían -y esa es la monitora?, si está gorda!!!- en esa época yo pesaba entre 72-74 kilos y mido 1,68 por lo que no era una mujer precisamente de "complexión atlética" sino más bien "grandota".

Ahora, en la distancia y con el sobrepeso/obesidad que vuelvo a tener en la actualidad, veo que todo aquello era una tontería, que muchas de las cosas que pensaba estaban sólo en mi cabeza. Esos eran mis  pensamientos y los demás no tenían ni idea de lo que yo sentía, mis alumn@s seguramente no pensarían así y como el mundo es un pañuelo, casualmente años después me encontré en la carrera de la mujer 2012 con una chica a la que yo di clases de ciclo indoor, se alegró de verme, me reconoció (gorda como estoy), y aún así me preguntó si estaba dando clases en algún otro sitio -yo pensé para mí, con este aspecto donde voy a ir a dar clases... a gordilandia claro-. 
Y  hace poco en el gimnasio al que voy actualmente -como alumna - vino invitada por una compañera otra chica a la que también di clases y también me reconoció, me dijo que cuando me marché del gimnasio me echaron de menos durante mucho tiempo, que les gustaba como daba las clases y que desde que yo me fui habían habido muchas idas y venidas de monitores... casualidad o no... yo me enteraba de eso ahora... Y eso me hace reflexionar que tengo que valorar más las cosas que consigo...

Y esta soy soy yo... ahora ya sabes un poquito más de mí...

(hoy os dejo con el vídeo de El Sueño de Morfeo)


¡¡¡SI LO CONSEGUÍ UNA VEZ... LO PUEDO HACER DE NUEVO!!!

10 comentarios:

  1. Hola María, aquí tienes a una nueva seguidora.

    A mi me pasaba eso mismo que comentas, que desde que tenía unos 15 años me metieron (o me metí) en la cabeza que estaba gorda y ¡¡no lo estaba!! Me doy cuenta ahora, que han pasado casi 20 años, y veo fotos y me veo ahora y... ufff, nada que ver!! Lo que tengo son curvas y formas, pero eso no es lo mimso que sobrepeso y gordura.

    Ánimo con el nuevo camino emprendido, yo también arrastro 20 quilos extra del embarazo... ¡¡y mi hijo ya casi tiene 8 años!!

    Besos,
    Ally

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    1. Hola Ally, gracias por pasarte por aquí y bienvenida, yo también leo tu blog. Como bien dices somos mujeres de curvas, en otra época hubiéramos sido modelos a seguir, pero cuando esas curvas empiezan a afectar a la salud... por mal camino vamos.
      Muchas gracias por tu ánimo y tu compañía en este duro camino que compartimos.
      Un beso!!!

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  2. Yo siempre fui muy delgadita, un tipín que tenía... hasta mi primer embarazo (hace 27 años), entonces no controlaban tanto y engordé 30 kilazos. Arrastro desde entonces 15, a los que he sumado otros 15 con los años... ya ves qué bonito.

    Tenía una monitora de aeróbic monísima de la muerte, y aunque yo peso más que ella (seguro), se veía más gordita que yo porque era más baja de estatura y tenía unas buenas caderas. Sus clases eran geniales y a mí me gustaba que estuviera rellenita. Las demás eran flacas, pero sus clases eran un muermo, en cambio ella hacía que todas las alumnas acabáramos las clases llenas de energía y alegría.

    Si te echaron de menos es porque realmente eras buena. Y en lo del ballet clásico te comprendo tan bien... expliqué en mi blog el ejercicio que he hecho en mi vida, y empecé a los siete años practicando clásico. Hubiera sido buena, porque era realmente pasión lo que sentía. Pero por H o por B se fue al garete mi carrera de bailarina... (me duró la tontería hasta mayorcita, eh). Incluso hoy en día, cuando escucho música clásica, me doy unas vueltecitas en el salón de mi casa, ja ja ja.

    Un beso.

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    1. Gracias Amelia, te confieso que yo cuando estoy sola en casa también me marco unos pasos al ritmo de la música, la verdad es que bailando se limpia mejor... jajaja!!!
      Un beso para tí también!!!

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  3. Hola María,
    me ha gustado mucho tu historia. Gracias por compartirla. Sí, la verdad que muchas veces debemos de valorar más lo que tenemos y lo que conseguimos con nuestro esfuerzo. Lo importante es que estás en el camino de cambio y como tú dices lo puedes volver a conseguir.
    Saludos y ánimos desde la fría Alemania.

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    1. Hola Vero, me alegro de que te guste mi historia, seguro que tenemos muchas cosas en común y sobre todo el mismo objetivo, aunque tu estás muy cerca de alcanzarlo... yo aún estoy en mis primeros pasos y aún tropiezo y me caigo, pero me vuelvo a levantar y aquí sigo. Ahora con más compañía... Gracias.
      Un abrazo "caluroso" desde Valencia.

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  4. Hola María, qué gusto me dio leer cada palabra. Y recuerdo todo lo que dicen sobre que si tú mismo no reconoces todo lo que eres, algunas veces es muy difícil que los demás te lo digan y vives creyendo que no eres lo suficiente. Pero sabes, siempre pasa.. al pasar los años vemos lo que eramos y nos damos cuenta que siempre los peores jueces, los mas crueles, somos nosotros mismos!!

    Qué padre por el baile.. yo nunca he sido muy deportista, pero tengo que comenzar a serlo si quiero adelgazar bien.

    Te mando un abrazo muy grande y por aquuí nos estamos viendo =D

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    1. Hola Monse, muchas gracias por "pasarte" por aquí. Tienes toda la razón, nos juzgamos muy duro, hay que cambiar eso.
      Ánimate con el deporte, al principio puede dar pereza, pero poco a poco engancha, además hay tanta variedad para practicar que si no nos gusta una actividad podemos buscar mil más.
      Otro abrazo para tí y por supuesto que nos seguimos viendo.
      Muchas gracias!!!

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  5. Bueno, bueno, bueno pero ¿cómo puede ser que una mujer hecha y derecha, amante del deporte y con la fuerza que desprendes se haya machacado durante tantos años? Me alegro mucho de que cambiaras la perspectiva, es evidente que eras buena profesora si, al marcharte, alguien te echó de menos (creéme, yo he tenido muchos monitores y algunos no recuerdo ni cómo eran ¡y mejor olvidarlo!) pero bueno, es cierto que taaaaaaaantas veces nuestros propios miedos nos nublan el sentido que resulta difícil apartarlos de la mente. Me encantan las ganas que se entrevén en tus palabras, yo estoy concienciada con una un leitmotiv vital: dejar de ser la mujer que otros ven para ser la mujer que soy! Y veo mucho de ello en la conclusión de esta entrada. Un abrazo, María! k.

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    1. Me encanta tu leitmotiv k., es muy "auténtico".
      Gracias, otro abrazo para tí!!! :D

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