Frase de la semana

Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa

viernes, 25 de enero de 2013

Lo inevitable del amor




Vuelvo con mis libros y mi querida Nuria Roca, este es su cuarto libro y el segundo escrito junto a su marido Juan del Val.

Que puedo decir, ¡me ha encantado! como los anteriores, no he parado hasta acabarlo. Tenía ansia por saber lo que iba a pasar, porque en este libro nada es lo que parece y nadie es quien dice ser, ¿o sí?... un libro con muchas casualidades ¿o no? y que al igual que en sus anteriores novelas sientes a los personajes cercanos y reales como la vida misma.

Yo, en cada novela de Nuria Roca he creído ver una parte de ella en sus personajes, como no la conozco personalmente esto no es más que imaginación mía, pero cuando describe a sus mujeres protagonistas no puedo evitar pensar que hay cosas en ellas que me parecen muy suyas. Y tampoco puedo evitar fantasear deseando ser la protagonista de todas sus novelas, son siempre taaaaaan guapas, taaaaaaaan exitosas, taaaaaaan queridas, taaaaaan ideales... y con ese puntito de "chica encantadora y desastre" que hace que no sean repelentemente perfectas.

En esta novela como en las anteriores, aparecen escenas de sexo muy gráficas (aún no he leído la trilogía de Grey pero desde luego Nuria y su marido me parecen muy buenos escribiendo/describiendo escenas de sexo). Son lo suficientemente breves como para no etiquetar la historia de erótica, pero están lo suficientemente presentes para deleite de nuestra imaginación.

Desde luego la firma inconfundible de Nuria (y de su marido) es el sexo y la muerte, algo que se repite en sus novelas anteriores, Los caracoles no saben que son caracoles y Para Ana (de tu muerto).

Me ha gustado que en esta última novela aparece el personaje protagonista de Los caracoles no saben que son caracoles, novela que si lees seguro que le cojes cariño al personaje de Clara, su protagonista.

Aquí la sipnósis oficial del libro:

Nuria Roca y Juan del Val vuelven a acertar con una novela en la que si crees saber lo que está pasando, posiblemente te equivocas.
María dirige uno de los estudios de arquitectura más prestigiosos de España. Guapa,  inteligente, con éxito, tiene un marido de película y dos hijas preciosas... Así es su vida... aparentemente.
Pero ¿por qué no ha sabido nunca quién es su verdadero padre? ¿Dónde están sus amigas? ¿Cuál es la situación financiera de su empresa? ¿Quién es ella realmente? Una estafa, una muerte inesperada, una madre con poderes, intriga, sexo e, inevitablemente, el amor.


¿Habéis leído algo ultimamente?



miércoles, 23 de enero de 2013

Necesito un Chicote en mi vida

Sí, eso es, necesito un Chicote en mi vida, pero no un chicote por grande y hermoso, sino un Alberto Chicote, porque mi cocina es una pesadilla, por lo menos para mí.

 No sé como me lo monto pero cada día soy más desorganizada en mi casa, y sobre todo sobre todo, en la cocina. Mi cocina, es una cocina de platos sencillos y poco elaborados, no sé, lo más elaborado que puedo preparar es una lasaña, un pollo con almendras, un caldo de cocido... cosas así. Pero funciono mucho a base de arroz blanco o con verduras, o pasta con salsa de carne y tomate, o de nuevo con verduras, carne a la plancha y ensaladas.

Realmente con estos platos la cocina no tendría que estar muy alborotada cuando acabo de cocinar, pero no sé como me lo monto que me paso una hora recogiendo trastos y guardando botes, aquello parece sodoma y gomorra, y eso que no tengo que fregar los platos que por suerte lo hace mi querido lavaplatos. 

Así que el domingo por la noche estaba viendo el programa de "Pesadilla en la cocina" y me sentí muy identificada con lo que pasaba en aquel restaurante. El dueño del local era un tío un poco energúmeno que se pasaba el día gritando y hablando mal a sus empleados, que por cierto la mayoría eran familia (su mujer, su hermano, su cuñada...) y tenía acojonaillo a todo el personal.

Curiosamente, a diferencia de otros programas en lo que los restaurantes que aparecen son un caos y no tienen suficiente afluencia de público para comer, este tío llenaba el restaurante en las comidas y en las cenas, pero a pesar de todo estaba teniendo pérdidas económicas todos los meses.

A parte de que Chicote le hiciera ver que gritar no era la solución para que las cosas funcionaran y que con gritos sólo consigues que la gente deje de hablarte, te tenga miedo y vayan a trabajar acojonados, le enseñó algo que parece muy básico y sencillo pero que allí por lo visto no lo hacían, como calcular lo que cuesta cocinar un plato y al precio que lo tenía que vender para que fuera rentable, parece ser que principalmente el problema económico venía por aquí, el tío ponía el precio que le parecía a los menús y claro con los tiempos que corren no quería cargarlos mucho y perdía dinero en cada servicio de comidas que servía.

Pero a lo que voy, desgraciadamente me vi reflejada en ese tío, siempre enfadado, culpando a los demás de lo que sale mal y siempre a gritos y voces con el personal... como yo por mi casa.

El tío intentaba no gritar y hablar de forma más respetuosa, pero claro, cuando venía el mogollón de trabajo le entraba el estrés y volvía a perder las formas y en cuestión de segundos los gritos y la falta de respeto volvían a aparecer. Pero realmente me dí cuenta del daño que haces a la gente de tu alrededor cuando Chicote los junta a todos para hablar sobre los problemas que tenían y que podía aportar cada uno para mejorar la situación y allí nadie se atrevía a hablar. Prácticamente todos acabaron llorando a moco tendido o soltando alguna lagrimita imposible de contener. Cuanto miedo había en esa cocina...  y pensé:
-Dios mío, ¿se sentirán así en mi casa cuando me pica el bicho y no puedo aguantar y voy a gritopelao con todo el mundo?

Imagino que sentirán algo similar, se sentirán atacados por mí injustamente y llega un momento en el que ya no se molestan en decírmelo porque ya, o pasan de mí o temen mi reacción... que triste.

Necesito un Chicote, que me ayude a organizarme en la cocina, a ser más recogida, a pensar y planificar lo menús de cada día (esto es mi talón de Aquiles, no consigo organizar mi dieta porque no planifico con antelación lo que voy a cocinar cada día). Y lo intento, vaya si lo intento, pero me siento delante del papel y empiezo a escribir la comida del lunes, la cena, la comida del martes, la cena, la comida del miércoles... me atasco, me atasco... parece que se me acaben las ideas y me quedo en blanco. Menos mal que sólo tengo que cocinar para cuatro, porque si de mí dependiera un restaurante... pobres clientes.

En fin, que mientras no venga a verme Chicote, tendré que conformarme con mi chicote particular, ese que tiene más paciencia que el Santo Job y que la pringó el día que el cura le dijo... hasta que la muerte os separe.☺♥

¿Y vosotr@s cómo andáis de pesadillas?

miércoles, 9 de enero de 2013

UN EJEMPLO A SEGUIR

Hola a tod@s!!! de nuevo por aquí después de unas vacaciones blogueras, la verdad es que no tenía muchas ganas de escribir y nada nuevo que contar, pero aquí estoy de nuevo.

No quiero empezar el año como todos los anteriores, con los mismos propósitos de cada año, siempre los mismos eternos propósitos que me recuerdan mis fracasos... este año no me planteo propósitos, que no quiere decir que nos los tenga, pero no lo quiero hacer como siempre, porque siempre he fallado, así que borrón y cuenta nueva, NO borrón y a continuar... que los errores cometidos son parte de la vida.

Empecé este blog en marzo de 2012 y me monté el cuento de la lechera pensando que para verano de 2012 estaría en un peso aceptable y que a finales de año habría alcanzado mi objetivo. Han pasado 11 meses y estoy en el mismo punto de partida, así que no quiero pensar que todo este tiempo ha sido eso, una pérdida de tiempo y me lo voy a tomar como un calentamiento, un calentamiento previo a un trabajo largo, duro y de mucho esfuerzo.

Así que me voy a plantear la pérdida de peso como una sesión de ciclo indoor que tanto me gusta.

Este ha sido mi calentamiento, ahora empieza el trabajo duro, trabajo de verdad, progresivo, exigente, con tres objetivos claros, (cada uno de ellos de perder 10 kilos). Y entre objetivo y objetivo, pequeñas treguas... paradas para coger aire, beber agua y continuar el camino...

Al final de mi "figurada" sesión de ciclo y de haber logrado mis tres objetivos, vendrá la vuelta a la calma, un tiempo para poner mi cuerpo en orden y "volver a casa" con la satisfacción que da el haber conseguido tus objetivos, el haber realizado un buen trabajo, un gran trabajo... esas son las sensaciones que tienes cuando acabas de pedalear una buena sesión de ciclo, trabajo intenso y reconfortante. Satisfacción...

Así que ya estoy empezando el camino de mi primer objetivo, cuando lo alcance os cuento. Y como quiero ser realista, imagino que esto no dará sus frutos por lo menos hasta finales de marzo, principios de abril. Por entonces os cuento como va mi "sesión de ciclo", porque esto ya no es una dieta... es pedalear, ponerse en marcha y no parar...

Y para reafirmar que la mejor forma de perder peso es la combinación de dieta sana y equilibrada con ejercicio físico, aquí os dejo la historia de alguien que consiguió dejar de ser GORDO. Un ejemplo a seguir.

Es de lectura obligatoria. Y con fotos... que se que os gusta.

Leer y soñar...